24 de diciembre de 2009

¡Feliz pata negra!

Cada año, cuando llega este día, una de las primeras compras que hago es 315 gramos de jamón de Guijuelo y 280 de chorizo de Salamanca. El coste lo pago con los ahorros que voy almacenando en mi vieja alcancía. Siempre lo compro en el mismo sitio, que destaca por la calidad y variedad de sus embutidos y por la amabilidad de sus dependientes.

Cada día del año deposito en la hucha 10 céntimos para este menester. No los ingreso en una entidad bancaria porque me cobran comisión. En esta ocasión, el jamón estaba a 92 euros el kilo y el chorizo a 17. Así que, de los 36 euros y 50 céntimos que había ahorrado durante 365 días, aún me han sobrado 2 euros con 76 céntimos para otros caprichos.

En años anteriores tuve que hacer una cola inmensa antes de efectuar la compra. Este año ha sido más ágil. No había nadie delante de mí cuando llegué ni detrás cuando me fui. Los que sí hacían cola eran los jamones, esperando la entrada de un potencial cliente. Me despacharon muy rápido y me desearon todo tipo de felicidad en orden a superar esta crisis.

Cuando me ausenté de allí, oculté celosamente el jamón en una bolsa hermética y disimulada. Estuve en varios lugares públicos antes de llegar a mi casa y mi temor era que pudieran privarme de él como se quiere hacer ahora con algunos símbolos arraigados. Para mí, la pata negra es un símbolo sagrado, respresentativo de la concordia y el buen gusto, como otros...

Siempre he manifestado mi profundo respeto por los que comen 'chorizo de perros'. En ocasiones, lo hago y me encanta. Por eso, también pido que se respete mi convicción y reverencia hacia la pata negra.

Bendito ahorro.