5 de diciembre de 2009

¿Censura web?

Se trata de otro frente que tiene abierto Zapatero y una de sus ministras. El problema es que ni entre ellos se ponen de acuerdo. Ella dice una cosa y él la desautoriza.

Sería bueno analizar también el problema desde una óptica semántica y conceptual. Este enfoque nos puede aportar algo de luz para entender que el mensaje del presidente tiene algo de verosimilitud.

Cuando se dice que no se va a cerrar ninguna página web, es posible que se esté jugando a favor con las palabras, los conceptos y la semántica. Una página web no es lo mismo que un sitio web. Lo segundo engloba a lo primero. Lo primero es una unidad y lo segundo un todo. Por tanto, cerrar una página web significaría clausurar el sitio web que la alberga, contextualiza y le da sentido.

Un sitio web es como un libro y una página web equivaldría sólo a una página de ese libro. Si mi intención es que un niño no lea una página, no la voy arrancar de cuajo. Eso sería una señal de incultura. Lo más oportuno sería retirarle todo el libro para evitar la posibilidad de acceso a otras similares. Ahí está el truco. En esta materia, intuyo que el presidente está bien asesorado.

Sin embargo, los medios de comunicación nos han acostumbrado a llamar página web a lo que es sitio web, hasta tal extremo de que ya es prácticamente imposible erradicar ese error conceptual tan arraigado. En el resto de Europa no ocurre esto. A cada cosa la llaman por su nombre.

Tecnicismos aparte, no creo que se cierre ninguno [sitio web] porque no iría en consonancia con la próxima entrega y regalo de los ordenadores escolares prematuros. No tendría mucho sentido que los niños de quinto de Primaria reciban ese ordenador y que luego no puedan descargar de la red sus películas preferidas o su música deseada. Muchos niños están esperando con ilusión ese momento.

Alguien tendrá que explicar con más detalle este asunto.

Bendito web site.