5 de enero de 2009

Tilde

No siempre le concedemos la importancia que tiene. Es un signo ortográfico, insignificante para mucha gente, que desempeña una función esencial en el significado. Los maestros que tuve en mi infancia siempre me corregían cuando omitía alguna tilde o cuando era demasiado generoso con ellas. Ahora me ocurre lo mismo: en ocasiones las pongo donde no van y en otras no las coloco donde debieran ir. Luego me di cuenta de que las mayúsculas tampoco la llevaban. Hasta que, más tarde, alguien me dijo que las mayúsculas sí llevan tilde, incluso las de los periódicos.

Eran las diez y media de la mañana. Me encontraba en una conocida cafetería de lujo. Mientras me servían un cortado, veo dos carteles muy sugerentes que incitan a la consumición de exquisitas variedades de té oriental. Eran parecidos pero no iguales.

En uno decía "Té frío" y en el otro, "Te frío". Al leer el primero me entró un intenso escalofrío, a pesar de que iba bien abrigado. Apenas había observado el segundo y casi me abraso. Nunca había visto un contraste térmico tan fuerte en dos mensajes tan próximos. Así que, solicité una entrevista de urgencia con el director de la cafetería.

Cuando aquel hombre se percató de lo que ocurría, comenzó a generar un sudor templado que le inundó la frente y la espalda. No le pedí el libro de reclamaciones, no sea que se ahogara en su propio sudor. Simplemente le dije que el té me gusta caliente pero no tan caliente como para que me frían. Tuve la suerte de no encontrar un tercer cartel que pusiera "Te frió". De haber sido así, ahora no hubiera podido contarlo.

¿Es sensible la RAE a este problema? Es como tú lo sientas. Si se permite escribir frio en lugar de frió, entonces la cosa cambia. Al prescindir de la tilde, la temperatura del aceite será algo menor. Y si te han frito (o freído) las consecuencias ya no son tan graves.

Bendito té.