2 de enero de 2009

Tarjetas navideñas

Nunca me han gustado los mensajes de felicitación que venían en las tarjetas de navidad. Tampoco soporto los que se envían ahora a través del teléfono móvil, aunque confieso que he caído en esa nueva costumbre. Los primeros incurrían en el tópico de siempre y los segundos exceden de la superficie de la pantalla con bastante generosidad.

Supongo que no hemos aprendido a trasladar los mejores deseos con otras palabras. Tal vez sea porque no hay una fórmula mejor. Los mensajes de navidad deben estar contextualizados con la situación social, económica o personal de cada destinatario. No deben ser impersonales. ¡Feliz Navidad! ¡Próspero y venturoso Año...! ¡Felices Fiestas! Son tres ejemplos conocidos. Pensamos que valen para todo el mundo. Sin embargo, hay que tener un sutil sentido del humor para decirle a un amigo o a una amiga 'Felicidades', cuando resulta que la crisis le ha hecho perder el puesto de trabajo o la otra crisis ha pulverizado el Día de Navidad su relación matrimonial o de pareja. El christmas lleva implícita una dosis de perversidad asombrosa.

Así que, este año he hecho examen de conciencia. Todos los mensajes que envié a amigos y amigas de quienes no sé nada desde hace siglos tenían una nueva configuración. Con ellos quise iniciar un estudio sociológico, de esos que se realizan de vez en cuando para pulsar el estado actual de la cuestión. Elaboré dos modelos: uno para los chicos y otro para las chicas. Procuré que el texto apelara a problemas reales, a vivencias y situaciones de la gente. Como puedes imaginar, el resultado fue contundente:

De ellos no recibí respuesta. Interpreto que las causas son obvias. Sin embargo, ellas me colapsaron el móvil antes de que sonaran las doce campanadas.

El perfil de los mensajes que recibí era heterogéneo. Todos, muy bonitos. Uno de ellos parecía estar inspirado en la mística castellana del siglo XVI. En un instante, creí que me encontraba ante un texto de San Juan de la Cruz. Otro, tenía aspecto de una declaración formal de 'guerra'. Un tercero, pensé que provenía de Unelco-Endesa, porque deseaba que una luz me iluminara en la Navidad y que 2009 fuera un año lleno de energía. Ninguno tenía menos de 160 caracteres. Hemos pasado de un extremo al otro, del tópico y la sobriedad a una mensajería más amplia y variopinta.

Benditos mensajes.