7 de enero de 2010

Ondas

Dos titulares de prensa:

"Las ondas de los móviles podrían frenar el Alzheimer"

"Ondas del móvil podrían frenar e incluso revertir el alzhéimer"

Ambos titulares se refieren a la misma enfermedad aunque en uno se cite con mayúscula y sin tilde y en el otro con minúscula y tilde.

Si el contenido de esta noticia se confirma científicamente, la telefonía móvil será una nueva competidora de la industria farmacéutica y habrá abierto otro horizonte de incalculables consecuencias económicas y sanitarias.

Mi primer teléfono móvil lo adquirí el 10 de junio de 1996, cuando casi nadie disponía de él. Fue un capricho que me supuso un desembolso inicial de 77.550 pesetas. Aún conservo la factura. Aquel 'monstruoso' aparato sólo servía para hacer y recibir llamadas y para tramitar mensajes sms muy cortos. Sin embargo, en aquel momento no era consciente de sus hipotéticas propiedades terapéuticas.

Posteriormente se fueron incorporando otras utilidades, de manera que el teléfono móvil era (y es) un aparato multifunción. Con él podemos hacer un sinfín de acciones: escuchar la radio, hacer fotos, navegar por internet... Ahora nos anuncian otra posible utilidad: la prevención de una enfermedad.

Si esos avances los hemos asumido como algo consustancial con el desarrollo tecnológico y la miniaturización progresiva del hardware, no me extraña que el campo electromagnético de un móvil pueda incidir en aspectos fisiológicos como el que ahora se está investigando.

A nadie ya le resulta novedoso que un microondas caliente sustancias en cuya composición hay moléculas de agua. Por tanto, tampoco debería resultar sorprendente que las tan controvertidas ondas electromagnéticas de los móviles tengan efectos conocidos y desconocidos para la salud.

Lo que me resulta sintomático es el momento en que se da a conocer esta investigación. Justo el día después de Reyes. Es una época propicia para que en las rebajas se ofrezcan teléfonos móviles milagrosos que podrían curar o impedir el desarrollo de enfermedades degenerativas. También me resulta curioso que a primera hora de esta mañana mi operador de telefonía móvil me despertara a través de un mensaje multimedia incitándome al envío de fotos a Facebook desde mi móvil. Por supuesto, la transferencia de esas imágenes no es gratuita.

La cuesta de enero acaba de empezar, la economía sigue convaleciente y se buscan estrategias originales para que la gente siga gastando.

Bendita salud.