4 de enero de 2010

Internautas

Titular de prensa:

"Un 36% de los jóvenes pasa más de tres horas en internet"

Cuando leí ese titular pensé: ¡Qué joven soy! porque con cerca de 60 años estoy todo el santo día navegando a través de la red. Mi padre siempre quiso que yo fuera capitán de la marina mercante. Nunca vio satisfecho ese sueño. Sin embargo, desde hace algún tiempo me enrolé en una 'naviera' emergente. Incluso, tengo mi cuaderno de bitácora...

Aunque manifiesto mi escepticismo ante algunas aplicaciones de uso masivo que afloran en internet, tengo mis dudas acerca de esa correlación que se quiere establecer entre el tiempo de navegación y el rendimiento académico. Si ese estudio lo hubiesen hecho conmigo, el resultado saldría truncado. Siempre he sido un buen estudiante, antes de internet y después de internet. Eso no creo que sea tan significativo.

El problema es otro. Muchos alumnos buscan en internet el atractivo que no encuentran en el sistema educativo. He asistido a clases en la Universidad que han sido un auténtico 'martirio'. He aguantado porque era la única forma de obtener un título. También es cierto que en ese mismo campus he disfrutado con magníficos profesores.

Una parte del tiempo que se emplea en estar en la red tiene como finalidad el acceso a contenidos de ámbito educativo, complementarios a los que transmite la escuela formal. Si no fuera así, me pregunto: ¿Qué sentido tiene el envío de los ordenadores escolares prometidos que va a regalar el presidente Zapatero?

Las grandes perjudicadas en esta nueva sociedad de la información son las personas mayores, a las que se debería dar una igualdad de oportunidades en el acceso y uso de estos medios. Si un anciano se ha adaptado perfectamente al uso de la telefonía móvil, por qué no puede experimentar idéntico placer para consultar la prensa digital, hacer una reserva de avión u hotel o comunicarse con sus semejantes.

Si estos estudios pretenden demostrar que internet puede crear una fractura en el rendimiento escolar de nuestros jóvenes, también es grave admitir que la brecha digital se ensañe fundamentalmente con personas de avanzada edad.

Bendita madurez.