2 de diciembre de 2009

Agresiones docentes

Titular de prensa:


La cuestión no es baladí. Hay dos razones fundamentales que justifican la preocupación por este asunto:
  1. La enseñanza es un servicio público generalista.
  2. El profesor es un servidor público.

Por mucho que me lo expliquen, nunca entenderé que el revisor del Tranvía sea considerado 'agente de la autoridad'. Si en el tranvía viaja un profesor, lo lógico sería invertir los grados. En ese contexto, para mí, el profesor representa la autoridad (académica, cultural, social...) mientras que el revisor sería un empleado más, con todos mis respetos. El revisor del Tranvía no ha hecho oposiciones para ingresar en algún cuerpo de seguridad del Estado. El Tranvía no es la Guardia Civil ni la Policía Nacional.

En esta sociedad se utilizan patrones de medida muy curiosos. A mí me crea un enorme equívoco porque a unos se les reviste de autoridad máxima cuando a otros, que prestan una función social infinitamente más trascendente y arriesgada, se les priva del reconocimiento y respeto a su inmensa labor.

Si por no pagar en el Tranvía puede suponer una sanción de hasta 400 euros, agredir a un profesor sólo cuesta 90.

Extraigan ustedes sus conclusiones...

Bendita autoridad.