Se trata de dos perfiles distintos. Lo que ocurre es que a veces actúan en la misma puerta.
Conozco a porteros de discoteca que son excelentes profesionales porque reúnen los requisitos adecuados para ejercer esta actividad. Son discretos, tienen mano izquierda y derecha y, sobre todo, poseen una psicología natural para resolver conflictos o situaciones extremas con algunos clientes.
No obstante, cuando acudo a unos de estos lugares, y en la entrada veo un 'gorila', doy media vuelta y me voy. Me producen mucha incertidumbre. Sé que puedo entrar pero no tengo tan claro si ya dentro o al salir me veré involucrado en una desagradable experiencia.

Espero que la normativa reguladora de este sector ponga a cada uno en su sitio.
Bendita naturaleza.